Eliana Prada: «Aporta el 2,2% del PIB regional y cerca de dos millones de empleos»


En entrevista con la Red Nacional de Territorios Creativos, la especialista en Economía Creativa de la División de Competitividad, Tecnología e Innovación de BID, Eliana Prada, entrega una mirada panorámica de la economía creativa, su tamaño e incentivos; así como la cultura en conexión con lo urbano y la ruralidad.

Por María José Hess Paz.

  • ¿Cómo se manifiesta este binomio entre cultura y ciudad?

La relación entre cultura y ciudad es de mutua influencia. La cultura moldea la identidad urbana y genera cohesión social cuando se integra en la planificación, mientras que la ciudad ofrece la infraestructura y el entorno que permiten que las expresiones creativas y culturales florezcan.

Según la publicación del BID “Ciudad y Cultura, un binomio virtuoso para el desarrollo sostenible”, la ciudad incide en la cultura y viceversa. Un ejemplo es el proyecto mARTadero en Cochabamba, Bolivia, donde un antiguo matadero fue transformado en un centro cultural que fortaleció el tejido social urbano.

  • ¿Qué se entiende por economía creativa y cómo se ha desarrollado en América Latina?

El BID define a la economía creativa como al conjunto de actividades donde las ideas se convierten en bienes y servicios culturales y creativos protegidos por propiedad intelectual. Según cifras de la UNCTAD, este sector representa el 3% del PIB mundial, genera US$2.250 millones anuales y emplea a 50 millones de personas, principalmente mujeres y jóvenes.

En América Latina y el Caribe aporta el 2,2% del PIB regional y cerca de dos millones de empleos, con un crecimiento impulsado por sectores como la creación de contenido para plataformas digitales, los videojuegos, la música y el sector audiovisual.

Un estudio del BID y Netflix mostró que, en 2019, la inversión en el sector audiovisual en Argentina, Brasil, Colombia y México alcanzó US$5.700 millones y generó 1,6 millones de empleos. Chile también ha promovido su economía creativa a través de programas de exportación de servicios globales, fortaleciendo sectores como el de los videojuegos.

  •  ¿Qué políticas públicas incentivan o restringen la economía creativa?

Las políticas que impulsan la economía creativa incluyen instrumentos innovadores de financiamiento apoyados en incentivos fiscales, subvenciones transparentes y fondos dirigidos a emprendimientos creativos; alianzas con el sector privado; colaboración intersectorial e interministerial; capacitación en gestión y digitalización para los emprendedores creativos; y mecanismos de formalización laboral. En contraste, la baja asignación de recursos públicos constituye el principal obstáculo para desplegar políticas que fortalezcan las industrias culturales y creativas. Adicionalmente, la falta de articulación entre actores clave del ecosistema creativo, la ausencia de visión de largo plazo desde el sector público y la centralización restringen su desarrollo.

Desde hace más de una década, el BID ha estado apostando por un cambio de paradigma, considerando el impacto de las industrias culturales y creativas como una inversión estratégica para la generación de empleo y el fomento a la innovación y la cohesión social. En este período hemos canalizado más de US$2.500 millones en proyectos innovadores, impulsado alianzas público-privadas como la de Netflix en audiovisual, y apoyado la digitalización para democratizar el acceso cultural, incluyendo territorios fuera de las capitales.

  •  ¿Qué diferencias y oportunidades existen entre cultura urbana y rural?

En las ciudades, la cultura se manifiesta en instituciones, eventos y redes con mayor visibilidad y acceso a mercados, mientras que en las zonas rurales prevalecen las tradiciones comunitarias, el patrimonio inmaterial y las economías locales. La oportunidad urbana está en potenciar la cultura como motor de innovación, turismo y regeneración urbana. En la ruralidad, la clave es revalorizar saberes ancestrales, impulsar el turismo cultural y acercar servicios mediante programas comunitarios, digitalización y festivales itinerantes.

  • Eliana, regala algunos ejemplos inspiradores para la Red Nacional de Territorios Creativos de Chile

Tres experiencias ilustran buenas prácticas para Chile. En Buenos Aires, el barrio de La Boca convirtió un área degradada en un polo cultural y turístico basado en patrimonio y participación comunitaria.

En Medellín, Colombia, la cultura y la educación transformaron zonas vulnerables con proyectos como los Parques Biblioteca y el apoyo a emprendimientos culturales y tecnológicos. Finalmente, Glasgow, en Escocia, muestra cómo una estrategia a largo plazo que integra cultura en la planificación urbana y la economía local puede consolidar territorios creativos diversificados y sostenibles.

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Sobre Eliana Prada: Especialista en Economía Creativa en la División de Competitividad, Tecnología e Innovación del BID. Desde 2018, ha estado a cargo del diseño e implementación de componentes de Economía Creativa con un enfoque intersectorial y cuenta con más de 15 años de experiencia en el fortalecimiento de los ecosistemas de emprendimiento creativo e innovación en América Latina y el Caribe. Eliana ha contribuido como coautora en diversas publicaciones sobre las industrias culturales y creativas como motores de generación de empleo, inclusión social y desarrollo urbano. Su formación académica incluye cursos de posgrado en la Escuela de Negocios de Harvard sobre políticas públicas y transformación digital, así como una maestría en Relaciones Públicas y Comunicaciones de la Universidad de Georgetown, Estados Unidos.

Acceso al Informe «Ciudad y Cultura: un binomio virtuoso» disponible en la plataforma de BID.

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