Daniela Gutiérrez: “Apostamos por un modelo regenerativo, donde el tren vuelve a ser sinónimo de futuro”


Para hablar de cómo se diseña y pilotea una ruta turística patrimonial, desde la Red Nacional de Territorios Creativos entrevistamos a Daniela Gutiérrez. Desde su formación como arquitecta, ha estado siempre interesada en el cruce entre infraestructura, territorio y comunidad; perspectiva que la llevó a fundar y dirigir Trenzando, una plataforma que articula cultura, patrimonio y desarrollo local desde una mirada colaborativa y descentralizada.

A lo largo de los años, Daniela ha trabajado en distintos proyectos vinculados a la regeneración territorial, especialmente en contextos no metropolitanos, donde muchas veces existen grandes capacidades instaladas pero escasa visibilidad o acceso a oportunidades. “Creo firmemente en el valor del trabajo intersectorial, en los procesos participativos y en el rol que puede cumplir la cultura en la activación de redes y economías locales. El proyecto del Tren Turístico Cultural sintetiza gran parte de ese camino: una iniciativa que une patrimonio, colaboración público-privada y creatividad territorial en una propuesta concreta de desarrollo sostenible”, dice a la Red Nacional de Territorios Creativos.

  • ¿Cómo surgen las rutas turísticas-patrimoniales entre Rungue (Til Til), Llay Llay y Ocoa (Hijuelas)?

Desde Trenzando, concebimos el proyecto del Tren Turístico Cultural como una forma concreta de reactivar el patrimonio ferroviario con fines de desarrollo local. Trenzando es una plataforma de colaboración territorial que trabaja con y desde las comunidades no metropolitanas, reutilizando la red ferroviaria como medio de producción, intercambio y circulación cultural. El proyecto de rutas turísticas-patrimoniales surgió del trabajo colaborativo con actores locales en Rungue, Llay Llay, Catemu y Ocoa durante el 2024, con apoyo de Valparaíso Creativo, los municipios de Til Til, Llay Llay e Hijuelas, y una red de organizaciones y emprendedores locales. Cada ruta se diseñó como una experiencia cultural identitaria, aprovechando los atributos y memorias del territorio, y en diálogo directo con las capacidades y deseos de cada comunidad.

  •  ¿Cuál es el objetivo de armar una ruta y cómo fue el proceso?

El objetivo fue diversificar la oferta turística y evitar la concentración de visitantes, ampliando las audiencias mediante una experiencia complementaria entre localidades de distintas comunas. No queríamos repetir el modelo extractivo donde el turismo llega, consume y se va. Se diseñaron rutas que conectan historia, paisaje, cultura viva y gastronomía local. El proceso fue participativo: talleres en cada comuna, trabajo en terreno con emprendedores, guías y organizaciones sociales, y un pilotaje evaluado por los propios participantes y actores clave. Aplicamos el Manual de Diseño de Experiencias Turísticas de SERNATUR, siempre enfocados en un turismo lento, vivencial, que prioriza lo identitario y sostenible.

  •  ¿Existía ya un relato a propósito del tren? ¿Puedes contarme un poco del trabajo de búsqueda de información patrimonial? ¿Hay un trabajo de levantamiento de archivo vinculado al tren?

Sí, el trabajo de archivo y construcción de relato en torno al tren es parte del corazón de Trenzando desde antes del proyecto de Tren Turístico Cultural. Desde 2018 venimos trabajando con la red ferroviaria como patrimonio vivo: levantando memorias, registros fotográficos, testimonios orales y objetos vinculados al mundo del tren. Hemos recorrido más de 6 estaciones a lo largo del país con nuestro centro cultural móvil, recopilando historias y co-creando archivos con las comunidades. En el caso de Rungue, por ejemplo, ya existía un trabajo previo con vecinos y vecinas en torno a la subestación eléctrica, el rol histórico del tren en la zona, y el imaginario ferroviario como parte de la identidad local. Este archivo fue fundamental para construir las rutas, ya que nos permitió anclar cada experiencia en una narrativa patrimonial auténtica y resignificada desde el territorio mismo.

  •  ¿Cómo eligieron el tipo de productos, oficios y oferta que es parte de las rutas?

La elección fue completamente situada. Partimos desde el territorio, escuchando a sus protagonistas. En los talleres territoriales junta a agentes locales claves, se identificaron oficios, saberes y productos con potencial turístico: desde amasanderas y cerveceros locales, hasta talleres de compostaje o sonoterapia. El resultado fueron rutas coherentes con la identidad local y viables logísticamente, en base a la capacidad de carga del tren y la infraestructura disponible. La clave fue equilibrar atractivo para el visitante y sostenibilidad para la comunidad.

  •  ¿Qué resultados tuvieron del piloto y cómo lo vinculan con el turismo cultural y creativo?

El piloto realizado en abril de 2024 dejó aprendizajes y resultados muy positivos. Las rutas obtuvieron una evaluación promedio de 6,1 en una escala de 1 a 7, destacando Catemu y Ocoa por la calidad de sus experiencias. Más allá de las notas, se consolidó una red territorial activa, con articulación público-privada y una narrativa común. El proyecto demostró que es posible diseñar experiencias turísticas auténticas y creativas desde localidades con escaso desarrollo turístico previo. Vinculamos el turismo con las economías creativas locales, apostando por un modelo regenerativo, donde el tren vuelve a ser sinónimo de futuro, no de nostalgia.

Créditos de las fotografías, gentileza de Daniela Gutiérrez.
Entrevista realizada por María José Hess P.

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